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La importancia de la salud emocional en la infancia: retos y soluciones en España

Rakel Calzada

3/29/20255 min read

woman covering face with assorted ballons
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Las emociones juegan un papel fundamental en el desarrollo infantil, influenciando tanto el bienestar personal como la capacidad de aprendizaje y las relaciones sociales. En España, cada vez más estudios ponen en evidencia la importancia de atender la salud emocional de los niños, especialmente en un mundo donde el estrés, la presión académica y la exposición a la tecnología afectan su desarrollo diario. La infancia es una etapa crucial para la formación de la identidad y el carácter, por lo que garantizar un ambiente emocionalmente estable resulta esencial para su desarrollo óptimo.

La salud mental infantil es un tema de creciente preocupación. Según informes del Ministerio de Sanidad, aproximadamente entre el 10 y el 20% de los niños y adolescentes en España presentan algún tipo de trastorno emocional, como ansiedad, depresión o trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Estos problemas pueden derivar en dificultades académicas, aislamiento social y en casos más graves, tendencias autodestructivas. A pesar de la importancia de la detección temprana, muchos de estos casos pasan desapercibidos o no reciben el tratamiento adecuado, lo que pone en riesgo el bienestar a largo plazo de los menores. Además, la falta de acceso a recursos psicológicos en el sistema público de salud ha sido un obstáculo para muchas familias que buscan apoyo profesional para sus hijos.

Uno de los factores que más impacta en las emociones de los niños es el acoso escolar. Según estudios de Save the Children, alrededor del 9% de los niños entre 10 y 14 años en España han sufrido algún tipo de bullying, una experiencia que puede dejar secuelas emocionales profundas. La inseguridad, la baja autoestima y el miedo son emociones que pueden persistir incluso en la edad adulta, afectando su desarrollo personal y profesional. En la actualidad, con el auge de la tecnología, el ciberacoso ha cobrado protagonismo, permitiendo que las agresiones trasciendan los límites del aula y se extiendan a redes sociales y plataformas de mensajería. Por este motivo, las campañas de prevención, la educación en el uso responsable de internet y las iniciativas de intervención en las escuelas son esenciales para generar entornos más seguros y saludables para todos los niños.

La educación emocional se ha convertido en una herramienta clave dentro del sistema educativo español. Cada vez más centros escolares incorporan programas que enseñan a los niños a reconocer, gestionar y expresar sus emociones de manera adecuada. De hecho, la Fundación Botín señala que más del 90% de los colegios en España consideran fundamental la enseñanza de la inteligencia emocional. Esta tendencia refleja una evolución en la manera en que se concibe la educación, priorizando no solo el conocimiento académico, sino también el desarrollo de habilidades emocionales que favorecen la convivencia y el bienestar general. Sin embargo, aún existe un largo camino por recorrer, ya que muchos docentes no cuentan con la formación necesaria para abordar estos aspectos dentro del aula. La capacitación de los profesores en este ámbito se ha convertido en una necesidad urgente para garantizar que los niños reciban el apoyo emocional adecuado en su entorno escolar.

En los últimos años, la ansiedad infantil ha ido en aumento. Datos de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés indican que entre el 15 y el 20% de los niños en España han experimentado algún tipo de trastorno de ansiedad. La presión escolar, la falta de tiempo de ocio y el uso excesivo de pantallas son algunos de los factores que contribuyen a este incremento. En este contexto, los especialistas recomiendan fomentar actividades al aire libre, reducir la carga de deberes y promover espacios de comunicación familiar donde los niños puedan expresar libremente sus preocupaciones. Además, las nuevas dinámicas familiares, marcadas por el ritmo acelerado de la vida moderna, han llevado a que muchos niños pasen menos tiempo con sus padres, lo que puede afectar su estabilidad emocional. La conciliación entre la vida laboral y familiar es un desafío constante que requiere soluciones efectivas para garantizar que los niños reciban el tiempo y la atención que necesitan para su desarrollo emocional.

La pandemia de COVID-19 también dejó una huella importante en la salud emocional de los niños. El confinamiento, la falta de contacto social y la incertidumbre generaron un aumento significativo de sentimientos de tristeza, ansiedad y miedo. Según el Observatorio de la Infancia en España, el 45% de los niños experimentaron emociones negativas durante este periodo, evidenciando la importancia de reforzar el apoyo psicológico en las etapas de crisis. La pandemia dejó en claro la necesidad de fortalecer los recursos en salud mental infantil y de implementar estrategias que permitan a los niños afrontar mejor las adversidades. Aunque la emergencia sanitaria ha terminado, las secuelas emocionales aún persisten en muchos menores, lo que pone de manifiesto la necesidad de un enfoque continuo y sostenible en el tiempo. La resiliencia se ha convertido en una habilidad clave que debe fomentarse desde la infancia para ayudar a los niños a superar momentos difíciles y adaptarse a los cambios con mayor seguridad.

El impacto de las emociones en la infancia no solo afecta el bienestar personal de los niños, sino que también influye en su rendimiento académico y en sus habilidades sociales. Un niño que no cuenta con las herramientas necesarias para manejar sus emociones puede experimentar dificultades para concentrarse en clase, resolver problemas de manera efectiva o interactuar con sus compañeros de manera saludable. Por ello, es fundamental que las familias y las escuelas trabajen juntas para reforzar estrategias de gestión emocional que permitan a los niños afrontar los desafíos de manera equilibrada y positiva.

Además de los factores mencionados, la alimentación y el ejercicio físico desempeñan un papel crucial en la regulación emocional de los niños. Diversos estudios han demostrado que una dieta equilibrada rica en frutas, verduras y proteínas, junto con una actividad física regular, contribuyen a un mejor estado de ánimo y a una mayor estabilidad emocional. El sedentarismo y el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados pueden aumentar los niveles de ansiedad y estrés en los niños, lo que resalta la importancia de fomentar hábitos saludables desde edades tempranas.

El bienestar emocional de los niños en España es un desafío que requiere la implicación de toda la sociedad. Padres, educadores y profesionales de la salud deben trabajar en conjunto para proporcionar a los menores las herramientas necesarias para gestionar sus emociones de manera saludable. La educación emocional, el apoyo familiar y las políticas públicas enfocadas en la infancia son claves para garantizar que los niños crezcan en un entorno donde puedan desarrollarse plenamente y alcanzar un equilibrio entre su bienestar emocional y su crecimiento personal. Además, el refuerzo de programas de salud mental en las escuelas y el acceso equitativo a atención psicológica para todos los menores, sin importar su situación socioeconómica, deberían ser prioridades en la agenda pública para asegurar un futuro más saludable para la infancia en España. Las inversiones en programas de apoyo psicológico, talleres de gestión emocional y espacios seguros dentro de las escuelas pueden marcar la diferencia en la vida de miles de niños y contribuir a una sociedad más empática y equilibrada.